
La caligrafía japonesa o Shodo (書道), es un arte de origen budista-zen, el cual requiere de una gran disciplina y dedicación durante años para conseguir un cierto grado de dominación.
La palabra, está compuesta por dos kanjis. El primero (書) significa escritura. El segundo (道) camino. Hablamos entonces del camino de la escritura.
En este post te contaremos todo sobre este arte milenario de Japón. Origen, estilos y utensilios necesarios para la correcta realización de la caligrafía japonesa.
Shodo, el arte de la caligrafía japonesa
El Shodo, o camino de la escritura, forma parte de otras grandes artes japonesas, también llamadas «caminos de la vida«. Son de procedencia budista-zen, y están encaminadas para conseguir el autoconocimiento y apertura al mundo espiritual de quien lo practique.
Los ejemplos más conocidos son el camino de la energía y la armonía, (Aikidō), el camino de las flores (Ikebana), o el camino de chado, conocido popularmente como ceremonia del té.
El Shodo fue importando de China por monjes budistas zen. Pero fue en Japón donde experimentó una gran especialización en el dominio de las técnicas y estilos que se practican actualmente.

Hoy día, este arte milenario, aún se realiza siguiendo las directrices de antiguamente. Básicamente se necesita un pincel, papel de arroz, y tinta sumi. No ha sufrido cambios relevantes desde sus comienzos y que se considera, como una de las artes gráficas más representativas y valoradas de Japón.
Kaisho, Sōsho y Gyosho, lo tres estilos de caligrafía principales
Entre los estilos del Shodo más destacados, se encuentran el estilo Kaisho, Sōsho y el Gyosho. En ocasiones se pueden mezclarse en la misma obra a elección del autor.
Entre estos estilos, el Kaisho es el inicial y más legible de los tres. Empecemos por el.

– Kaisho, el estilo correcto
El estilo kaisho (楷), traducido como escritura ortodoxa o correcta, es el estilo de caligrafía que más respeta los espacios y las formas reales de cada uno de los símbolos de los alfabetos japoneses. Se le conoce también como «estilo cuadrado».
Es por ello, que es un paso obligado para quien desee iniciarse en el arte de la caligrafía japonesa. La persona irá adquiriendo las habilidades elementales y principios primordiales necesarios para desarrollar posteriormente otros estilos.
Entre las habilidades adquiridas al iniciarse con este estilo, se encuentran las de encontrar el equilibrio entre derecha, izquierda, arriba y abajo. También la presión ejercida del pincel sobre el papel, la cual debe ser la justa.
La lectura de una caligrafía en estilo Kaisho, resulta muy fácil y legible, ya que su representación puede llegar a ser casi perfecta respecto a las formas del carácter oficial. Debe ser casi como leer el carácter impreso por una máquina.
A la hora de escribir los caracteres en este estilo, es importante procurar levantar el pincel en cada trazo, y no arrastrar el trazo hacia el siguiente.

– Gyosho, el estilo semicursivo
En el estilo del Gyosho (行書), es el más empleado para realizar trabajos de caligrafía artística.
Se define por realizar trazos más informales, pero a su vez más artísticos. Es decir, se le da más libertad al autor para que pueda expresarse. También por su forma semicursiva, en la que se pueden conectar dos caracteres arrastrando el pincel y uniéndose en un solo trazo. Por lo tanto, el pincel se levanta menos.
A pesar de ello, es estilo del Gyosho aún resulta fácilmente legible, cosa que no ocurre con el sōsho.
El movimiento debe ser un tanto rítmico para conseguir que el artista pueda expresarse.
Es muy habitual, emplear el estilo Gyosho para la escritura en sobres, cartas o direcciones.

– Sōsho, el estilo cursivo
El estilo del Sōsho (草書) o escritura hierba, es el más artístico y abstracto de los tres. En ella, la estructura y forma de los símbolos sufren grandes transformaciones.
Es por ello, que resulta muy difícil de leer si la persona no está muy introducida en el arte de la caligrafía japonesa. Incluso los japoneses con conocimientos de shodo, pueden tener dificultades a la hora de entenderlos. Estamos por lo tanto, ante el estilo más abstracto y abstruso de la caligrafía japonesa.
En un kanji representado de forma más correcta (kaisho), se pueden emplear hasta 10 o 12 trazos. Sin embargo, en el estilo del Sōsho, el número de trazos del mismo kanji, se puede reducir hasta quedar en solo dos o incluso uno solo. Por este motivo, resulta muy difícil conseguir dominarlo, ya que a la dificultad técnica, hay que sumarle la dosis artística, en muchas ocasiones muy difícil de conseguir.
El Sōsho se considera el estilo más arduo de alcanzar, y se necesitan años de práctica y estudio para obtener resultados positivos. Es más, se considera que no todas las personas están capacitadas para lograr dominarlo, ya que es necesario nacer con una sensibilidad especialmente alta para lograr el objetivo.

Los otros estilos; el Tensho y el Reisho
Existen otros dos estilos que también se usan, aunque en menor medida. Son el Tensho y el Reisho.
– El Tensho
El estilo Tensho (篆書) está más indicado para la creación de los hanko (sellos). Con estos sellos, se suelen firmar en rojo, las obras caligráficas. El estilo es mucho más antiguo y menos refinado.
La tinta roja con la que se suelen firmar las obras de shodō, está fabricada con cinabrio (sulfuro de mercurio). Se usa esta tonalidad rojiza intensa por el contraste armonioso que se crea al combinarlo con el negro de la tinta sumi y el blanco del papel.

– El Reisho
El estilo Reisho (隷書), aún se muestra más elemental y tosco que el Tensho. Se divide en dos subestilos más antiguos, el Hanrei y el Korei, muy en desuso actualmente. Sin embargo, el estilo Reisho, aún podemos verlo en la cartelería de las empresas o tiendas en Japón. Evocan a los tiempos pasados del Japón clásico de la época de Edo.

Utensilios empleados para la realización del Shodo o caligrafía japonesa
Para una correcta realización de Shodo, es necesario emplear una serie de elementos que para los profanos en la materia, pueden resultar desconocidos y un poco peculiares.
Muchos de los objetos que se emplean tienen origen chino. Son los siguientes:
- Pincel o fude (筆). Está hecho en la mayoría de las ocasiones de forma artesanal. Se compone de madera de bambú y pelo de animal. Sin embargo, para iniciarse en el Shodo, hoy día se suele recurrir al uso de rotuladores especiales de tinta sumi con pincel (fudepen). Estos favorecen la escritura y evitan errores de manchas.

- Papel de arroz o papel washi (和紙).
- Barra y/o bote de tinta sumi (墨). Puede comprarse ya hecha para usar directamente, o en barra. Si es en barra, esta se deberá limar para extraer polvo de tinta sumi, el cual deberá ligarse posteriormente con agua. Es la forma más tradicional y elegida por los maestros del shodo.
- Tintero o suzuri (硯). Es la piedra con la que se lima la barra de tinta sumi. Suele ser de color negra. Puede ser de piedra volcánica, jade u otros minerales, los cuales ofrecen diferentes tipos de moliendas y resultados el en Shodo.
- Soporte para sujetar el papel llamado bunchin (文鎮).
- Esterilla de bambú o fudegaki (筆巻き). Es está confeccionada de forma muy similar a las esterillas que suelen usarse para enrollar el norimaki. En ella se suelen guardar los pinceles de diferentes grosores que se emplean en la realización del Shodo.

- Jarra o mizusashi (水差し), con la que se mezcla el agua con el polvo extraído de la barra de tinta sumi.
- Para evitar ensuciar la mesa, debajo del soporte donde se coloca el papel, es habitual colocar un paño llamado shitajiki (下敷き).
- El reposa pincel o fudeoki (筆置き), tiene la misma función del shitajiki (evitar ensuciar la mesa).
- El sello, llamado rakkan shirushi (落款印). Con él, se plasma la firma con el nombre del autor.
El shodo en las escuelas japonesas
Durante el periodo Edo (1603-1868), las instituciones japonesas siempre pusieron mucho énfasis en la escolarización de la población para erradicar el analfabetismo. La enseñanza de la escritura, lectura o matemáticas, siempre a estado muy presente en la sociedad japonesa, así como la caligrafía, la cual se impartía en los templos budistas.
Esto ha hecho, que la sociedad japonesa siempre haya tenido un nivel cultural medio bastante alto en comparación con el resto de países asiáticos.
El shodo ha tenido un nivel de perfeccionamiento en sus formas, difícilmente comparable con la caligrafía de otras sociedades.

En la actualidad y desde tiempos de edó, la caligrafía ha sido y es, asignatura obligatoria en las escuelas de primaria. Una vez concluida esta etapa, tienen la opción de seguir profundizando en este arte pero en escuelas privadas.
Durante los últimos años, se ha producido un boom en el número de jóvenes japoneses que deciden ampliar sus conocimientos en el shodo. Un ejemplo de ello, es la amplia acogida que todos los años tiene el campeonato nacional de demostraciones de Shodo (Shodō Pafōmansu Kōshien), donde estudiantes de institutos de todo el país, se reúnen para demostrar sus habilidades con el pincel o fude. Se realiza todos los veranos en la ciudad de Shikokuchūō, en la prefectura de Ehime.

Beneficios del Shodo para la salud y el budismo
El shodō, al tener un origen budista-zen, estuvo influenciado y enfocado desde sus comienzos como ejercicio para la meditación y concentración. El shodo, forma parte de los ejercicios que los monjes budistas deben realizar en sus enseñanzas para mejorar sus habilidades.
Se ha demostrado un increíble efecto positivo para la salud por parte de quienes practican el Shodo de forma habitual. Su principal beneficio, es la capacidad para desconectar del estrés diario y el consiguiente bienestar mental que ello conlleva.
El hecho de tener que prestar una atención máxima a los trazos que se realizan, hace que la persona que lo practica tenga que evadirse y desconectar por completo del mundo para lograr su objetivo.
La práctica del Shodo, puede verse como como un método para favorecer la relajación y concentración, habilidades que pueden extrapolarse como refuerzo mental ante diferentes situaciones en la vida.

Goshuin en los templos y santuarios japoneses
Si te pilla de paso por Japón, una forma de conseguir buenas caligrafías, es visitando templos y santuarios. En ellos, puedes comprar un Goshuin (御朱印) o sello, relacionado con el templo. Habitualmente lo hacen en el mismo momento de solicitarlo por parte del monje que te toque atenderte personalmente.
Suelen contener caligrafías de kanjis o kanas selladas de buena calidad. Las venden por precios que oscilan entre los 300 y 800 yenes.
Te recomiendo echar un vistazo al post Tokyo Jissha y la ruta de los diez templos de Tokio.